martes, 10 de junio de 2008

Luchon Bayona 2008: La crónica


Luchon Bayona 2008
Viajar hacia Luchon un viernes previo a participar en la marcha Luchon-Bayona encierra una serie de sentimientos difíciles de explicar, pues a la ilusión que da venir a esta prueba, a lo bonito que es parar un rato junto al monumento al paso del Tour de Francia por los Pirineos que hay en la autopista, al buen humor que acompaña siempre en este tipo de viajes al grupo expedicionario, hay que unir un inevitable temor a pasarlo mal en los puertos, a que haga mal tiempo, a no dormir lo suficiente,... En fin, que un, a veces, poco disimulado “acojono” que sentimos la mayoría de los cicloturistas ante estos retos hace que el día previo no estemos tan relajados como aparentamos y que lo único que deseemos es que llegue la hora de salir y afrontar de una vez el recorrido.

Este año he venido con Jaime, un amigo de la Bilbaina, pero dentro de la expedición de un grupo numeroso de cicloturistas del Iurreta, T.E. y con el que me une una cierta amistad. Además, a última hora se ha unido a nosotros otro ilustre cicloturista catalán, Rafa Vallbona, que me ha pasado algunas fotos para este post y del que podéis leer sus crónicas en su propio blog http://www.eltourmalet.blogspot.com/.

La cena en Luchon ha sido memorable, pues hemos improvisado un pic-nic bien surtido de viandas (la condición de vascos hay que hacerla notar en cualquier circunstancia) dentro del mismísimo quiosco de música del parque de Luchon protegidos de la lluvia que a ratos trata de minar nuestra moral. Después, una cervecita y a dormir, que la salida es muy temprano.
Un buen desayuno, las últimas decisiones sobre la logística, un ratito de cola para sellar el cuaderno de ruta en la salida y allá vamos. Unos cientos de metros para calentar por las calles de Luchon y comienza el Peyresourde. Hace fresco pero no llueve, aunque el cielo no da mucha tranquilidad en que no lo vaya a hacer más adelante.
El Peyresourde sirve para estirar el pelotón, y cada participante vamos eligiendo nuestro ritmo. Esta es una marcha para ciclistas diesel, no sirve de nada correr mucho ahora si después nos estrellamos contra las rampas del Tourmalet o del Aubisque, hay que saber regular y sufrir, por eso la media de edad de los compañeros que vemos en la ruta es más alta que la que se ve en otras marchas.
Disfrutando lo que se puede del paisaje, corono el Peyresourde. Nos sacamos las obligadas fotos junto al mojón y nos abrigamos un poco para bajar a Arreau. Enseguida me doy cuenta de que me he abrigado demasiado poco, pues en la cima sólo había 5ºC y el descenso es helador, tanto que hasta bien entrada la subida al Aspin, segundo del día, no se me descongelan los dedos de las manos.
El Aspin nos depara siempre sensaciones parecidas al Peyresourde, pues son subidas de similar dificultad, aunque el paisaje varía un poco. Ahora vamos dejando atrás el valle con Arreau casi siempre a la vista. La carretera es más estrecha y más curveada. Llego arriba y no veo tantas vacas como suele haber habitualmente. Será porque este año la marcha es demasiado temprano en el calendario. La temperatura en la cima es de 7ºC, cojo más ropa que antes y bajo un poquito mejor hasta Ste. Marie de Campan, donde hay un pequeño atasco y además no puedo coger agua de la famosa fuente pues sale muy turbia.

La ascensión del Gigante
La explicación al atasco la tiene el hecho de que hoy coincidimos con el día en el que suben la estatua del Gigante del Tourmalet (figura que complementa el monumento de la autopista) de su refugio invernal en Bagneres de Bigorre a su ubicación estival en la cima del famoso puerto. Y acompañando a la estatua se organiza una ascensión en bicicleta encabezada por el gran campeón francés Laurent Fignon.
Así que, con más animación si cabe voy subiendo el Tourmalet poquito a poquito. La temperatura se va recuperando en esta primera parte, pero ya arriba, tras pasar La Mongie, el frío vuelve a reinar y la última curva la pasamos entre dos muros de nieve que me recuerdan a las imágenes del Galibier en el Giro de Italia.
Arriba hay que sellar el libro de ruta y la Gendarmería trata de poner orden entre tanto coche. Hoy el Tourmalet recuerda la animación que tiene cuando el Tour lo atraviesa, y hay una banda de música y un grupo de cantantes con trajes típicos que animan muchísimo el ambiente, tanto que hasta nos calientan algo más que los 7ºC que tenemos.
Aprovecho para tomar un té bien azucarado en el Bar, donde un sorprendentemente simpático Laurent Fignon se hace una foto con nosotros, y luego ya descendemos a Luz, donde la temperatura es más llevadera y podemos parar a comer un ratito.
De Luz se forma un pelotón numeroso hasta el pie del Aubisque, aunque luego todos nos desperdigamos a lo largo de esta interminable ascensión. El control del Soulor nos sirve para comer un poco y para dejarnos helados, pues se pone a llover y la temperatura empieza a descender. Atravieso el Circo de Litor, la parte más bonita de toda la marcha, medio helado, aunque por lo menos hay visibilidad, lo que permite que no nos despeñemos por los barrancos y que disfrutemos un poco de las vistas.
Luego, ya subiendo la parte final del Aubisque, la niebla impide ver nada y casi ni me paro en la cima por no quedarme más frío aún.
En el tramo que baja a Gourette, el termómetro cae hasta los 4ºC, lo que unido a la niebla y a las gotas de llovizna hacen que el descenso del puerto, cómodo cuando está seco y hace calor, sea un pequeño suplicio. Pero finalmente nos reagrupamos en Laruns y salimos ya del Círculo de la Muerte.
Ya para nosotros sólo queda rodar hasta Oloron, donde, tras casi 200 km y 4.615 m de desnivel salvados, damos por finalizada la primera etapa. Mañana será otra historia.

Hasta Bayona
Esta noche he dormido mejor, y como en el Hotel no nos daban de desayunar a la hora que pretendíamos pues hemos dormido una hora más.
Salimos ya en bici con un tiempo agradable hacia el centro de Oloron y tardamos un rato en dar con el control para el sello. Luego ya vamos rodando agrupados todo el rato con algunos repechos hasta el pie del Osquich.
En la cima está el último control y un avituallamiento. Ya creemos que está hecho lo más duro pero no, el recorrido tiene unos cambios y nos depara una desagradable sorpresa todavía.
El descenso de Osquich es muy rápido y, supuestamente, desde allí ya se rueda por zonas con repechos pero sin más historia. Pero al llegar al cruce que va a Hasparren una flechas indican que sigamos. Tras un pequeño debate de por dónde seguir, una parte del grupo (uno para ser exacto) va por donde indica el libro de ruta y el resto vamos por donde indican las flechas. Y cuando estamos en pleno descenso de un repecho hay unas nuevas flechas que nos obligan a un giro peligroso a la derecha y la ruta ahora nos hace ir por una zona de carretera estrecha, entre caseríos que nos recuerda a las clásicas del norte y que nos conduce a un repecho terrible de unos dos kilómetros en el que debemos meter todo el desarrollo. Es un repecho terrible por lo inesperado y por la pendiente.
Luego nos cuesta reagruparnos y los 30 km siguientes son una sucesión de repechos, por suerte no tan duros como éste.
Menos mal que luego ya los últimos 30 km hasta Bayona son más llevaderos y a un ritmo rápido pero soportable llegamos por fin a la sede del Aviron Bayonais tras 133 km y otros 1.430 m de desnivel que dejan en 6.045 el desnivel total del recorrido de este año, el mayor de todas las ediciones según nos explican.
¡Qué placer es comerse tres bocadillos de panceta frita uno detrás de otro! ¡Y qué placer la ducha caliente! Pero lo más placentero de todo es la sensación que te deja el terminar la Luchon Bayona, aunque tengas el cuerpo machacado.











































4 comentarios:

Rafael Vallbona dijo...

Javier, la LB me ha impresionado. Por su belleza, dureza y, por que no decirlo, autenticidad en todos sus aspectos, creo que es una de las más extraordinarias marchas que he hecho jamás. O por lo menos es el tipo de cicloturismo que a mi me gusta y me llena; me hace feliz. Gracias a ti y a la gente de Iurreta por acogerme, por hacerme sentir uno de los vuestros.
Y por supuesto, volvemos para el centenario. Diselo a los de la cuadrilla!

P.D. lanzo una idea. Que tal para el centenario ir de ciclistas de época (ropa, chichonera, calapiés, bici de acero...) Tengo una productora que nos hace un vídeo.
Lo pensamos?

Salud.

Javier Sánchez-Beaskoetxea dijo...

Buf! Por pensar que no quede, pero si ya es dura con bici ligera y tal, si vamos de época, tipo la Eroica, bueno...

Unknown dijo...

muy bonita la crónica, lo que me llama la atención es que pongas que el paso de la última curva del Tourmalet te recuerda al Galibier en el GIRO DE ITALIA, y no me acuerdo de cuando el Giro ha pasado por el Galibier o querías poner otro nombre el Gavia quizas ?
La propuesta de Rafa, para el papel esta bien para llevarla a cabo igual había que levantar tambien un poco de polvo en las carreteras no ??

Javier Sánchez-Beaskoetxea dijo...

Pues igual es el Gavia en el Giro, o el Galibier en el Tour. El caso es que tengan nieve ;-)
Saludos,