Contador lleva un año increíble. De ser el gran favorito para ganar un Tour más, el que podría haber sido su segundo Tour consecutivo, pasó a saber que ni siquiera podría tomar la salida en Francia ni en el Giro de Italia. Esto le enrrabietó, y un campeón cabreado es un peligro para los demás corredores, como lo demostró en la Vuelta al País Vasco, donde se mostró intratable.
Luego le tocaba descansar para intentar otros triunfos de renombre antes de dedicarse a preparar la Vuelta a España, la única grande que podría disputar.
Pero hete aquí que los italianos dieron un bonito giro a su carrera y finalmente invitaron al Astaná.
Y por lo que se ha visto este cambio de opinión del Giro ha sido bueno para Contador y para la propia Corsa Rosa, pues de ser una carrera en la que prácticamente sólo se veía delante a corredores italianos, ha pasado a ser una gran batalla entre éstos, con un Riccò que promete mucho (en lo deportivo y en lo extradeportivo, por sus declaraciones un tanto chulescas), y un ganador del Tour que ha demostrado que incluso sin estar al 100% es capaz de ganar, algo que sólo lo veíamos con Indurain en los últimos tiempos.
Que Alberto era una magnífico corredor no cabía ninguna duda a los que amamos el ciclismo, pero esto que ha hecho ahora, junto al Tour ya ganado, lo convierten en un deportista seguido por los medios de comunicación generalistas, y no sólo los especializados.
Esto puede ser bueno para que la imagen de nuestro deporte vuelva a parecerse a la que había antes de todos los escándalos ocurridos. Tardaremos mucho aún, pero con Contador, y con otros buenos corredores que hacen grande al ciclismo, como Freire, Bettini, Boonen, etc., tal vez la gente vuelva a ver a los ciclistas como se les veía antes: unos deportistas sacrificados y que son capaces de convertir el deporte en épica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario