lunes, 26 de septiembre de 2011

Mundial, sabor agridulce

El Mundial elite masculino celebrado ayer en Copenhaghe me ha dejado un sabor agridulce. A mí me gusta que el Mundial lo gane un corredor que se merezca ser Campeón del Mundo, bien porque sea un clasicómano de prestigio, o porque siempre esté luchando por las carreras importantes y por las etapas de las carreras importantes o porque tener el título de Campeón del Mundo sea un broche ideal a la carrera de algún ciclista. Este año, vista la temporada en su conjunto, quizás el ganador que mejor hubiese respondido al título de Campeón del Mundo sería Philippe Gilbert, todo un fenómeno que ha tenido una temporada magnífica tanto en las Clásicas de Primavera como en el Tour de Francia. Otro que me hubiera gustado mucho, muchísimo, que ganara es Óscar Freire. Tal vez su temporada de este año no haya sido muy vistosa, pero en el conjunto de su trayectoria como ciclista profesional, por lo que le ha costado llegar a donde está y por el poco caso que se le hace en España desde los medios generalistas, creo que es un corredor que se merece ser el que más títulos de Campeón del Mundo tenga en la historia. El año que viene será su última oportunidad, pero el circuito del año que viene dicen que no le viene bien y la edad no pasa en balde. Tal vez ayer fue su última ocasión de alcanzar su cuarto maillot arcoíris. Pero el circuito era demasiado suave como para que Gilbert pudiera ofrecer una demostración de las suyas y la selección española, con estar bien, no supo estar, desde mi punto de vista, a la altura de Freire. Es cierto que Freire era el líder único de la selección, algo lógico visto el reocorrido, y también es cierto que Freire llegó a la recta de meta por delante, que era el objetivo de sus compañeros para que él luego tuviera la oportunidad de rematar. Pero en esos últimos metros previos a que los esprinters lanzaran el esprint a Óscar le faltó un compañero (o dos) que le dejaran en su distancia en la mejor situación. Y la realidad es que se quedó detrás de uno de los lanzadores australianos que cuando se echó a un lado dejó a Freire en cabeza demasido lejos como para empezar el esprint, por lo que tuvo que parar y ahí, en esos instantes, perdió el tren bueno. Y en ese tren bueno iba Mark Cavendish. Decía antes que a mí me gusta que gane alguien que se merezca ser Campeón del Mundo. Pues Cavendish se lo merece. La selección británica hizo su trabajo de la mejor forma, desde el comienzo hasta el final. Al contrario que Freire, que está acostumbrado a ganar en las llegadas buscándose la vida, Cavendish está acostumbrado a contar con varios lanzadores que le dejan en el punto exacto que él quiere. Ayer los británicos fueron los mejores hasta el último metro y Cavendish fue el más rápido. No se puede poner ni un pero a su victoria. Pero, además de esto, el joven inglés de la Isla de Man con tan solo 26 años tiene un palmarés envidiable al que el título de Campeón del Mundo de fondo en carretera le queda muy bien. Hay pocos mundiales con un circuito apropiado para los esprinters puros. En los últimos tiempos Cipollini, Boonen y Cavendish han sabido aprovechar estas pocas oportunidades. Todos los buenos corredores deben tener opciones para disputar el Mundial, y no sólo los que aguantan un recorrido duro. De vez en cuando un Mundial suave les da a estos corredores tipos Cavendish y Cipollini la opción de completar su palmarés con un maillot arcoíris. Cavendish tiene 20 etapas en el Tour, 7 en el Giro y 3 en la Vuelta (si no me equivoco) y entre otras muchas carreras ganó una Milán San Remo. El maillot arcoíris le queda bien.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Vuelta a España 2011


Se terminó la Vuelta 2011, la Vuelta que volvía al País Vasco. Y se terminó con un gran éxito, tanto en interés de la prueba (muchos cambios de líder y casi sin decidir el ganador hasta la meta de Madrid) como en el magnífico ambiente en las dos etapas de Euskal Herria. Aquí hay afición y a la gente le gustan los grandes acontecimientos deportivos. La victoria histórica de Igor Antón en Bilbao fue un colofón soñado por muchos que se hizo realidad. Además, la imagen de Euskadi por TV ha sido estupenda, tanto por lo bonito de las imágenes, como por el ambientazo en las subidas, con miles de personas animando a los corredores, con ikurriñas y color por todas partes mejorando casi el ambiente en Pirineos del Tour de Francia. Y eso es bueno para el País Vasco, tanto por la promoción turística como por el hecho de que eso sirve para que millones de personas nos sitúen en el mapa y sepa que existimos como pueblo.
La victoria de Juanjo Cobo ha sido tan merecida como inesperada. Ni él mismo creía antes de la salida que podía ganar la carrera. Pero la ha ganado porque ha sido el más fuerte.
La segunda plaza del británico Froome ha sido también una sorpresa, y más teniendo en cuenta que hasta casi los dos últimos kilómetros del Angliru estuvo trabajando para su líder Wiggins, el único de los que partía con la etiqueta de favorito que ha estado en la pelea por la victoria. Los demás tuvieron que ir cediendo a medida que pasaban las etapas.
Entre las decepciones destacaría las del ganador de 2010, Nibali, que en la primera semana parecía muy fuerte (y su equipo más), pero que se hundió en un día y no volvió a asomar por la cabeza.
Igor Antón era el otro gran favorito, aunque desde la primera semana se vio que no andaba tan bien como en años anteriores. Pero su victoria grandiosa en Bilbao, ante un público vasco entregado, vale más que haber hecho podio. El décimo lugar de Nieve sólo vale para indicar la regularidad del Navarro, pero en el cómputo global del año, el Euskaltel-Euskadi puede estar satisfecho con las victorias en Giro, Tour y Vuelta, cuatro etapas antológicas que dan mucho prestigio.
Purito Rodríguez es un corredor magnífico que da mucho espectáculo, pero debe mejorar muchísimo en contrareloj si quiere aspirar a ganar la Vuelta.
Ya sé que ha faltado un duelo entre grandes corredores, como pasa en el Tour. Pero las fechas y el calendario son así, y mientras los mejores quieran siempre ganar el Tour es difícil que coincidan varios luchando por la victoria en la Vuelta o en el Giro al 100% de sus capacidades.
En fin. Os dejor unas fotos de la etapa de Bilbao del viernes y de la salida del sábado. Lo que vivimos en El Vivero fue grande, y perfectamente equiparable a los grandes días del Tour en Pirineos. Esperemos que sirva también para que las instituciones y empresas se animen a apoyar más el ciclismo, que es un deporte que engancha con el público y que para vivirlo no hay que pagar una entrada. Ah, y en el ciclismo, como se ha visto, todo el mundo anima a todo el mundo y no existe esa rivalidad (a veces enfermiza) que hay en otros deportes.