¡Ay! ¡Qué duro es ser ciclista!
Este año he hecho dos brevets, uno de 200 km rápido, uno de 300 km con lluvia casi todo el día, una Quebrantahusos por la noche y en solitario, la Luchon Bayona, la Transpirenaica,... Y a pesar de todo, el peor momento, en cuanto a sufrimiento físico, de toda la temporada fue ayer en una subida de 3ª categoría, en sólo 14 minutos y 17 segundos.
Era el Campeonato de Montaña de la S.C. Bilbaina, y para mí fue un esfuerzo de poco más de 14 minutos y sin embargo sufrí como no había sufrido en toda la temporada.
Y es que ser cicloturista puede ser duro muchas veces, pero ser ciclista, o sea, competir, aunque sea entre los amigos, es muy duro.
Ayer podía haber subido tranquilo y no disputar a tope la subida. Pero a uno le puede ese orgullo que todos tenemos y, como a casi todo el mundo, ya de salir en la carrera, por lo menos vamos a hacer el mejor puesto posible.
Así que fue una cronoescalada agónica para mí. Y además, al no conocer la subida a Oba, los últimos 500 m, los más empinados, se me hicieron durísimos. Ahí alcance el máximo de pulsaciones de todo el año, y ahí volví a sentir el sabor a sangre en la garganta, cosa que hacía años que no sentía.
Como se demuestra siempre, sobre la bicicleta no mata la bala, mata la velocidad. Esto es. Da lo mismo que el recorrido sea durísimo o muy suave. Si se va a tope siempre es duro, y si se va relajado siempre es suave.
¡Qué duro es ser ciclista! ¡Qué duro es jugar a carreras!
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