miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mi peor pesadilla



Foto: Diario de Navarra

De nuevo la tragedia viene de las carreteras. El profesional del Mountain Bike Iñaki Lejarreta murió el domingo por la mañana atropellado cerca de su casa, un mañana con buen tiempo, en una recta sin tráfico limitada a 50 km/h. Un accidente inexplicable a priori. Los primeros pensamientos que tuvimos todos al enterarnos (y que se reflejaron en buena medida en los foros de Internet y en las redes sociales) es que algún borracho malnacido que volvía de estar toda la noche de juerga atropelló (casi se podría decir asesinó) a Iñaki por culpa de su incivismo conduciendo.
Poco después se informaba de que el autor del atropello era un joven del pueblo, voluntario de la Cruz Roja, que regresaba a casa tras estar de guardia por la noche en su puesto en esa institución de auxilio. Había que empezar a ser más cautos a la hora de calificar a ese joven. Descuido, mala suerte, cansancio, el sol de cara,... Empezábamos ya a pensar en un accidente fortuito, algo que nos puede pasar a cualquiera y que la mala suerte transformó en una inmensa tragedia.
Pero hoy miércoles sale la noticia de que el conductor dio, en el análisis preliminar, positivo por drogas y alcohol.
¿Cómo es eso posible? ¿Es que mientras estaba de guardia en la Cruz Roja el chaval estaba fumando porros y bebiendo cervezas? ¿O sería que su turno acabó a la mitad de la noche del sábado y antes de ir a casa decidió pasar un rato con sus colegas en algún tugurio?
Algo no encaja pero de nuevo Internet echa humo y algunos hablan claramente de que había que lincharlo, e insultos de todo tipo se dedican a este individuo (por decir algo).
Pero hay que ser muy cautos con lo que se publica en los medios, sobre todo en los primeros momentos, pues ahora ya se matiza que el positivo (en un test preliminar, se insiste) es solo de drogas, no de alcohol, y que además sería compatible con la toma de medicamentos. Incluso se informa de la existencia de un certificado médico para esos medicamentos.
Por supuesto este chaval ha cometido una imprudencia, y esa imprudencia ha costado la vida a un joven deportista que además deja a una mujer a punto de dar a luz su primer hijo. Una tragedia que a nadie le gustaría vivir.
Conducir cansado y tomar medicamentos no es una buena combinación. Pero a veces todos hacemos esas cosas. Que levante el dedo el ciclista que nunca ha conducido su coche cansado, o incluso tras una cena en la que ha bebido un poco de vino, o que conduce mientras está medicado con una medicina de la que no ha leído el prospecto.
Estas cosas nos pueden pasar a cualquiera, ciclistas o no ciclistas. Incluso los más prudentes pueden tener un pequeño despiste, y si en ese momento hay un ciclista delante de nuestro coche pude pasar algo así. El ser ciclistas no nos hace automáticamente ser conductores más prudentes. O nadie ha oído a amigos ciclistas comentar la velocidad punta que ha alcanzado con su nuevo coche, o decir que es capaz de ir a Madrid en tantas horas o cosas así.
Mi peor pesadilla no es que mientras entreno en bici un coche me atropelle y me mate. No. Mi peor pesadilla es ir conduciendo, despistarme un segundo (pues con un segundo es suficiente) y matar a un ciclista o a un niño. Y esa pesadilla me hace ser más prudente, pero no me libra de que un día se pudiera hacer realidad.
No me gustaría estar en el pellejo del conductor que mató a Iñaki Lejarreta.
Descanse en paz Iñaki, y tened mucho cuidado en la carretera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo más sensato que he leído estos días.
Gracias Javier.

Anónimo dijo...

Sensatez, como siempre, Javi


Félix Casado