miércoles, 22 de febrero de 2012

Como niños

Os subo hoy mi última colaboración para el número 46 de la revista "Pedalier". Que os guste.

Como niños

Durante las pasadas Navidades, una de las felicitaciones que más me gustó de todas las que me llegaron de mis amigos ciclistas decía esto: "Hay gente que nunca crece. Se llaman ciclistas". Me emocioné al leer esta frase.
Cuando somos niños, y hoy en día pese a todas las consolas, video juegos, wiis, y demás aparatos sigue siendo igual, el regalo que más ilusión nos hace es una bicicleta. Con la bicicleta experimentamos por primera vez la velocidad, el ir solos, la independencia, la libertad, el sentirnos mayores y poder lanzarnos por el mundo sin tener que dar la mano a nuestros padres. En fin. Con la bicicleta empezamos a hacernos mayores de niños, y seguimos sintiéndonos niños cuando somos mayores.
La bicicleta, el ciclismo, el cicloturismo, el salir en bici, como queráis llamarlo, nos permite seguir jugando hasta que somos viejos. Cada nueva salida, cada nuevo entrenamiento es un juego, y cada vez que estrenamos algo en la bici, aunque sean unos calcetines, salimos con una emoción algo mayor que otros días.
Hemos dejado de ser niños, es verdad, pero en una parte de nosotros nunca hemos crecido y el ser ciclistas nos permite prolongar eternamente nuestra infancia. Incluso a veces nos enfadamos como niños con nuestros amigos porque no nos han esperado o porque nos han atacado en un puerto. El juego es una parte muy importante en la vida de las personas, y para los que amamos salir en bici el juego nos acompaña más a menudo que a aquellos que no saben lo que se pierden.
Incluso en la más alta competición ciclista, en las grandes carreras, cuando parece que nuestros ídolos se juegan cosas muy importantes, los ciclistas están jugando. Bernard Hinault lo dejó escrito. Para él, incluso en el Tour de Francia, la bicicleta nunca dejó de ser un juego. ¡Qué suerte que tuvo de poder jugar tanto mientras los demás sufrían para jugar junto a él!
Yo suelo decir que, cuando estoy un poco en forma y en la grupeta de amigos se acelera, me gusta mucho jugar a ciclistas. Es un juego divertido y que te ayuda a ponerte en un puntito de forma extra. Si la carretera lo permite, porque los juegos de riesgo no me gustan, es una gozada rodar fuerte, dándonos relevos, que alguien ataque y rompa el grupo, que luego nos organicemos por detrás para cogerle de nuevo, que demos relevos cortos, como en la tele, que toquemos al de delante con la mano para que no pierda la posición y que finalmente esprintemos en ese lugar que todos consideramos nuestra meta. Y si logras llegar con unos metros de ventaja, ¡ah, qué placer levantar las manos y mirar atrás para ver cómo entran los demás a tu rueda! Ya lo dijo un ciclista modesto. Lo importante es participar, sí, pero ganar tiene que ser la leche. Y es cierto.
Y en estos tiempos que nos toca vivir, en los que parece que todo se está poniendo muy negro, jugar en la bici y con la bici adquiere una importancia mayor. Por muy mal que nos haya ido la semana si el fin de semana podemos salir en bici es como si nuestro mundo se arreglara un poquito. Con qué ilusión esperamos a veces la hora de salir de casa el sábado con la bici en la mano. Ni de niños nos ilusionábamos tanto. Por eso es cierto que no hemos crecido, que seguimos siendo niños. Y si somos niños no debemos verlo todo tan negro como los mayores. Lo nuestro debe ser jugar y disfrutar. Ya se encargarán los adultos de arreglar sus problemas.

2 comentarios:

Salva dijo...

Cómo mola!!!
Me apropio de la frase. Para mi también sirve.

Joan Garcia "rally" dijo...

Una frase con la que me identifico totalmente. Buen artículo.