miércoles, 7 de julio de 2010

El final del túnel


Publicado en el nº 36 de la revista Pedalier.

El final del túnel

Llevaba ya unos kilómetros en los que no me sentía a gusto. No sé. Era un cansancio extraño, no era el cansancio normal tras unos kilómetros de entrenamiento y unos cuantos puertos. Era más un agotamiento general que la fatiga normal que se siente cuando ya llevas unas horas en bici.
No sé muy bien cuándo ocurrió. El terreno era duro y complicado, con muchas curvas, repechos uno detrás de otro, vaguadas,... En fin, una zona rompepiernas de ésas que te impiden coger un ritmo y que obligan al trazado de la carretera a ser muy complicado.
Y de repente, ya os digo que no sé ni cómo ni cuándo pasó, estaba todo oscuro. Debía ser tras una curva cuando me metí en el túnel, porque de lejos no lo vi venir.
Era un túnel extraño, porque al principio parecía que iba a acabar enseguida, a tenor del ligero resplandor que se adivinaba al fondo. Así que seguí pedaleando con miedo a pisar algún bache o algunas piedras y a irme al suelo.
Pero no pasó nada. Ni había baches, ni piedras, y lo que es peor, lo que parecía un resplandor que anticipaba la salida del túnel, no era más que la tenue luz de una bombilla polvorienta que iluminaba escasamente un tramo de túnel.
Así que seguí, con la esperanza de que la salida estuviera cerca, o que por lo menos otras bombillas me marcaran el camino con algo de seguridad.
Al de un rato largo, una luz diferente me inundó de alegría. Esta no era de una bombilla, tenía que ser la luz del sol. Aceleré un poco el ritmo y sí, era la luz del sol, pero sólo era la que se colaba por una especie de ventana que tenía el túnel hacia un barranco en la montaña.
El túnel seguía, y seguía.
Al de un rato más largo aún, de nuevo una luz diferente me dio nuevas esperanzas. Pero la luz se intensificaba a mayor velocidad de lo que yo avanzaba hacia ella, así que enseguida comprendí que debía de ser la luz de algún coche que venía de frente. Y así fue. Un coche que circulaba muy lento se cruzó en mi camino. Intenté hacerle señas para que parara con la intención de preguntarle dónde acaba ese túnel. Pero el conductor no me hizo caso. Pasó junto a mí, sin más. Era un hombre mayor, muy mayor, y el coche era viejo, muy viejo. Tan viejo que pensé que venía de otra época y que ese túnel en el que me había metido era el túnel del tiempo. Y seguí imaginando. Si ese hombre venía del pasado, al salir de allí yo sería más joven. Pero no podía ser, porque mi cansancio no disminuía.
En fin. No tardé en olvidarme del coche, cuando vi a un ciclista sentado en un borde del túnel, junto a otro de los agujeros que servían de luminaria.
Paré junto a él.
- Hola, ¿qué haces aquí?
- Nada. Entré en este túnel, y ya no podré salir.
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
- Bueno, me he caído y no puedo andar, así que aquí me quedo. Se está bien aquí, cuando fuera hace calor aquí hace fresco, y cuando llueve no me mojo. No soy muy exigente. Tú ya saldrás, no te preocupes.
Y seguí pedaleando. Tenía razón. Yo por lo menos podía seguir hacia delante. Tarde o temprano tendría que acabar el túnel.
La idea era tomármelo con calma. Aproveché un momento de parada para estirarme un poco, cosa que no hacía casi nunca. Luego vi que la rueda delantera no estaba centrada, así que me entretuve otro poco en revisar la bici entera, cosa que le vino muy bien, y lo noté después. El ventanal de esta zona permitía mirar hacia fuera con comodidad, y así, gracias a la parada, pude admirar un paisaje increíble que no hubiera visto de pasar por el túnel sin pararme. Me alegré de poder haber mirado por la ventana.
Seguí pedaleando un poco más, y cada vez los ventanales se sucedían con más frecuencia.
Ahora estaba seguro de que no tardaría en salir de allí, y además estaba seguro de que saldría mejor de como había entrado.

(Nota: Escrito mientras sigo sin poder salir en bici tras unos meses con problemas de salud que ya, creo, se me están solucionando. Pronto volveré a la carretera).

3 comentarios:

Mikel dijo...

Pues mucho animo Javier, por lo menos la sensacion que transmites es que te estas tomando el tunel con buena mentalidad.

Y en cuanto al aspecto de escritor....estaba leyendo todo lo rapido que podia, intrigado por la llegada de la salida del tunel, me ha enganchado el texto.

un saludo

Javier Sánchez-Beaskoetxea dijo...

Gracias, Mikel. Y lo del texto, de eso se trata cuando escribes, que enganche al lector, si no lo consigues es un texto gris.

Mikel dijo...

por eso, por eso, jeje, era un cumplido.

Pues nada, ahora a esperar leer el final, la salida del tunel.

un saludo