lunes, 30 de julio de 2007

¿Por qué se dopan?

¿Por qué se dopa un deportista? A veces nos hacemos esta pregunta. Algunas veces en general; otras veces porque no entendemos que alguien se dope para ganar una carrera sabiendo que va a pasar un control precisamente por haberla ganado.
Se ha hablado mucho estos días sobre este tema en todas las radios, televisiones, tertulias, periódicos, bares, chiringuitos, reuniones familiares,... Todo el mundo da su opinión, algunas bien fundadas y basadas en un conocimiento más o menos completo del mundo del deporte, y otras opiniones sólo basadas en tópicos y en vaguedades sin sentido.
Una de las frases que más se oyen sobre el porqué del dopaje en el ciclismo, es que las carreras son demasiado duras, que el Tour dura demasiado, y que es imposible hacer 200 km al día con un montón de puertos durante tres semanas sin tomar nada.
Pero ésta no es la razón, y cualquiera que hace deporte lo sabe. Un corredor profesional está preparado para aguantar el Tour. Los que corren el Tour son los mejores ciclistas del momento, y llevan compitiendo desde chavales y han pasado la criba y la selección que las propias carreras les han puesto. El que no tiene el mínimo que hay que tener para ser corredor profesional no llega a serlo, y si por lo que sea pasa a esta categoría, no dura muchos años, pues la carretera pone a cada uno en su sitio.
Este argumento es como si dijéramos que el Maratón es damasiado duro, y que para correrlo hay que recurrir a doparse. Pero luego vemos que en un Maratón corren miles y miles de personas, y no creo que nadie piense que todas estas personas estén dopadas. Para correr un Maratón no hace falta nada especial. Cualquier persona sana entrenando unos meses puede acabarlo. Otra cosa es el tiempo que tarde en hacerlo.
Y un atleta de elite no tiene ningún problema para correr los 42.195 metros. De hecho los corre muchas veces entrenando en varias tandas al día. Lo que ya es más difícil es hacer la carrera el que más rápido, o bajando de la mejor marca personal.
Además, el doping existe también en deportes "suaves", como en los 100 m lisos (todo el mundo es capaz de correr 100m), el Tiro con arco, o en Automovilismo.
Y aquí es donde comienza a hacer mella la tentación del doparse. Para un atleta de elite sus prestaciones deportivas dependen en una gran parte (pongamos el 70%) en sus cualidades innatas. El que no las tiene podrá dedicarse al deporte, pero nunca será de los mejores. La frase "no se puede hacer de un burro un caballo de carreras" es gráfica al respecto.
Después hay casi un 30% de duro sacrificio, de una vida sana, de una alimentación correcta y de un entrenamiento adecuado. No hablo de mucho entrenamiento, sino de entrenamiento adecuado, pues si no ganaría el que más entrena, y no siempre es así.
Por fin, cuando ya el 70% de buena base genética más el casi 30% de entrenar y hacer bien las cosas, dan como resultado un deportista casi al 100% competitivo, entran en juego otros factores aleatorios, como la suerte en no tener una caída, o no ponerse enfermo, o saber ver si una escapada es la buena, etc.
Pero a veces todo esto no basta. Aunque seamos buenos desde pequeños, aunque entrenemos perfectamente, aunque nos cuidemos y sacrifiquemos como el que más, a la hora de la verdad siempre hay alguien más alto, más guapo, más listo y que corre más rápido.
Entonces alguien del entorno del deportista, o el propio deportista que lo ha visto en compañeros, saca el tema de tomar eso que toman otros y que le dará ese pequeño porcentaje de mejora suficiente para ganar o para mejorar la marca. Aquí surge la tentación de hacer trampas, algo que tenemos todo el mundo, deportistas o no, en todos los ámbitos de la vida: agarramos del brazo al amigo cuando jugamos a futbito para quitarle el balón; pedimos la factura sin IVA al fontanero; nos vamos sin dejar una nota al coche al que hemos rayado al aparcar si no nos ha visto nadie;...
Por eso se dopa un deportista: porque quiere ganar, porque quiere correr más, porque quiere mejorar su contrato, porque quiere que le renueven la ficha, porque quiere ser famoso, porque...
¿Cuál es la solución? Complicada respuesta. En primer lugar los controles deben ser rápidos, claros y de resultado indudable. Los deportistas deben saber que el que se salta la norma es pillado siempre, y deben saberlo desde las categorías inferiores. Cada deporte deben tener sus normas claras y particulares. Lo que puede servir de doping en Tiro con arco (betabloqueantes para mantener el pulso firme) no sirve para ciclismo, por ejemplo. Cada deporte debe hacer una lista particular de sustancias y prácticas prohibidas y que todos lo tengan claro. Puede que en ciclismo se deban permitir algunas cosas prohibidas hoy en día. Pues si es así que se pongan de acuerdo los estamentos del ciclismo con los ciclistas y los equipos y los médicos, y que confecciones una lista clara y sensata de productos y prácticas prohibidas y que a partir de ahí todos sepan cuáles son las reglas. Y el que se las salte que se atenga a las consecuencias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Javier,

Soy Xavier Arderiu, de Barcelona, aficionado y practicante de ciclismo de carretera (del club Sport Ciclista Català, si vienes por Catalunya nos encontrarás por las carreteras de Barcelona los domingos por la mañana con nuestros maillots morados y verdes).

Hace un par de días, después de la noticia del positivo de Iban Mayo, decidí ponerme a bucear por Internet buscando una verdad imposible: ¿Por qué corredores como Vinokourov o Mayo, con el mundo a sus pies, se dopan o se dice que se dopan, ya que ellos lo niegan? ¿Tenemos algún libro o alguna web de referencia en la cual se explique en qué consisten los controles y cuál es su grado de fiabilidad?

Topé con un blog de calidad como el de Rafael Vallbona y allí le dejé mis comentarios, que puedes leer si no te da mucha pereza y si te atreves un poco con el catalán, y ahora desde allí he encontrado el link con tu blog.

Creo que la forma y el fondo de tu artículo acierta de pleno: el dopaje en deportistas consagrados de alto nivel existe por el mismo motivo por el cual a pesar de haber radares en las carreteras, la gente continúa corriendo a más velocidad de la permitida; a pesar de hacerse controles de alcoholemia, la gente continua bebiendo antes de ponerse al volante; en definitiva, el dopaje en el deporte, y reflejado con crueldad mediática en el ciclismo, existe por una cuestión de estadística: aunque se hagan 1000 controles en el próximo Tour de Francia, siempre habrá un positivo. Lo importante es llegar a entender que quizás el problema no está en el dopaje, sino en el grado de implicación en la lucha por su detección, y en eso están la UCI y los organizadores de las carreras, con sus enormes miserias e intereses político-económicos de por medio, también hay que decirlo.

Leo con mucho interés tus artículos en la revista Ciclismo en ruta, especialmente los relativos a las marchas cicloturistas. Si este escrito no te ha machacado demasiado las neuronas me gustaría explicarte también mi experiencia en una de las marchas más importantes de Catalunya del pasado julio, la 3 Nacions. Quizás te ayude para alguna reflexión en tus artículos.

Bien, en todo caso gracias por tus artículos en la revista y en este blog, y ya sabes que si vienes por Barcelona estás invitado a una salida con los del SC Català.

Un saludo,

Xavier Arderiu
(xarderiu@lingua-x.com)