domingo, 8 de julio de 2012

Luchon Bayona 2012

Con una semana de retraso os pongo mi crónica de la Luchón Bayona del 30 de junio. Saludos.

LUCHÓN BAYONA 2012 - MÁS QUE EL CÍRCULO DE LA MUERTE

"Long rides, short nights", esto me dijo un amigo mío holandés al comentarle que iba a hacer la larga brevet randonneur de montaña "Luchon - Bayonne" de un tirón. Rutas largas, noches cortas, sí, por lo que el sábado me toca madrugar por la mañana y trasnochar hasta la madrugada.

Si el periodista de L'Auto, Steines, no hubiera escrito aquel famoso telegrama en el que mintió a sabiendas sobre la bondad de la ruta del Tourmalet hoy no estaríamos aquí, porque a nadie en su sano juicio se le ocurriría organizar una marcha cicloturista de 320 km y de más de 5.000 metros de desnivel, pasando los más famosos puertos de los Pirineos.

Pero tenemos suerte, Steines mintió y el Tour introdujo la gran montaña en su recorrido en aquel lejano 21 de julio de 1910 y Octave Lapize pasó a la historia del ciclismo como ganador de aquella primera etapa "Luchon - Bayonne" y del Tour y por haber expresado su cabreo por la dureza salvaje de la etapa gritando "asesinos" a los organizadores en la cima del Aubisque, la puerta de salida del "Círculo de la muerte" como se conoció a partir de entonces al encadenamiento brutal de Peyresourde, Aspin, Tourmalet, Soulor y Aubisque.

Ya el Tour no es tan hostil con los corredores, pero a la gente le gusta sufrir, y cada dos años, desde los años 30, el club Aviron Bayonnais organiza para los cicloturistas esta etapa. Antes alternaban el sentido de la ruta, como solía hacerlo el Tour de Francia, pero ya desde hace unos años, y por comodidad de los organizadores, siempre se hace en el sentido Luchón Bayona. También hay que decir que hasta 2007 se hacía en los años impares, pero que luego se cambió a los pares para que coincidiera con el centenario en 2010.

Y tras esta breve introducción sobre la historia de la marcha, veamos cómo me fue el pasado 30 de junio por las carreteras de la leyenda. 

Cerrando un círculo

Era la segunda vez que la S.C. Bilbaina organizaba un viaje a la Luchón Bayona. Unas 30 personas, entre socios y amigos, nos apuntamos al viaje. Dos de ellas, Javi Ortega y Marta Palacios, iban de acompañantes en las furgonetas, algo imprescindible, ya que si no la logística se complica mucho.

Todos los participantes iban a hacer la prueba en su versión "Touriste", es decir, en dos días, salvo yo, que estoy en un año en el que me he planteado retos importantes después de un par de años de problemas de salud. Por eso, uno de los objetivos de la temporada era terminar, como ya hice en 2003, la prueba en un solo día, en la versión "Randonneur". Era mi segundo reto de la temporada. El primero era terminar la París Roubaix cyclosportive (reto superado el 10 de junio); luego éste; y el 14 de julio tengo el tercer reto, que es terminar la Etapa del Tour cicloturista, que este año toca en su Acto II sobre el recorrido de la etapa Pau Luchón, que los corredores harán el 18 de julio y en la que subiré los mismo puertos que en la Luchón Bayona pero en sentido contrario; y para terminar el año y cerrar un círculo de pruebas míticas, el 4 de noviembre intentaré terminar el Maratón de Nueva York. Como veis, retos ambiciosos y muy motivadores.

El reto de la Luchón Bayona de un tirón es un reto asequible para un cicloturista medio si se ha podido entrenar fondo y puertos los meses anteriores, aunque no deja de ser una pequeña locura.

Y como se suele decir, cuanto más loca es la aventura, más cuerdo ha de ser el aventurero, por lo que me organicé de forma que los inconvenientes de la prueba fueran llevaderos. Así que me apunté al viaje como si la fuera a hacer en dos etapas, con mi habitación asegurada en Olorón por si tras el Aubisque veía que no estaba en condiciones de seguir hasta Bayona, o por si el tiempo fuera demasiado malo. Y a su vez, reservé una habitación en un Hotel en Bayona que podía cancelar incluso la misma tarde. Allí dejé mi coche con ropa y me incorporé al viaje de la S.C. Bilbaina.

Está bien salir a la aventura, pero a cierta edad hay que tener las espaldas cubiertas. Aunque eso significa que, a poco mal que vayas, las posibilidades de abandonar el reto sean mayores que si no tienes Hotel en Olorón, donde te espera una ducha caliente y una cama confortable. Pero es un riesgo que voy a correr. Confío en que mi motivación me empuje hasta Bayona y no caiga en la tentación de ser débil de moral.

Me levanto temprano el sábado para salir a las 7:00 en cuanto abran el control a los "touristes". El tiempo es bueno, algo cubierto y sin frío. Unos metros en Luchón para calentar y comienza la subida del Peyresourde. Subo sin novedad, intentando guardar fuerzas. En mayo, tras un Brevet de 200 km con mucho frío y mucha lluvia, una tendinitis casi me tuvo todo el mes parado, y eso lo noté en la París Roubaix, primer reto del año, en la que tuve fuertes contracturas por la falta de fondo. Espero que hoy no me pase lo mismo.

Pero a mitad del puerto empiezo a notar tirones en el abductor derecho. Bien empiezo. Más de 300 km de puertos por delante y en el kilómetro 7 ya tengo avisos de fatiga en las piernas.

Intentando guardar fuerzas termino el primer puerto y bajo tranquilo hasta Arreu, para empezar allí mismo el Aspin. Estos dos puertos, comparados con los dos siguientes son fáciles, pero en éstos se decide en parte cómo subirás los duros y cómo estarás tras el Aubisque.

Subo sin apretar charlando con varios grupos que me pasan y a los que paso. Hay muchos grupos de españoles, vascos y catalanes. Arriba, primer control, intento estirarme un poco las piernas, ya que noto la tensión muscular que no me da buenas sensaciones.

Bajo hasta el pie del Tourmalet y paro a tomar un café antes de empezar la ascensión. Justo allí me encuentro con dos conocidos riojanos que están entrenando por la zona.

Empiezo a subir el coloso.

Esta subida sí que me da respeto, sobre todo con la pierna tocada. Empieza con suavidad, y esto te puede hacer apretar sin querer, pero para cuando te das cuenta estás ya en rampas duras que ya no aflojan hasta el final, y ahí se ve si vas o no vas.

Yo no voy.

Noto tirantez en el muslo y aprovecho a mitad del puerto para parar a mear, a comer y a estirarme un poco. Luego sigo hasta arriba con malas sensaciones. Paso los túneles y la fea estación de esquí de La Mongie entre la niebla y llego a la última parte, la más dura, ya bajo el sol. Un tirón en la pierna me hace echar pie a tierra por primera vez. Estiro el músculo, le doy golpes y vuelvo a montar. Ya en el último kilómetro, al endurecerse la pendiente, me da un tirón más fuerte y me bajo de nuevo. Queda poco así que decido no arriesgar y subo con la bici en la mano hasta el control y hasta la cima.

Por primera vez en mi vida el Tourmalet me ha vencido.

Más de 300 kilómetros, muchas horas pedaleando y que Josemi me saque una foto en los pocos minutos que voy con la bici en la mano no tiene precio. Bueno. No me importa. Solo pienso en lo que me queda por delante y en si podré o no hacerlo. Por ahora no me resigno a parar en Olorón y confío en que tras el Aubisque pueda aguantar el dolor de la pierna al no tener que hacer trabajar tanto al músculo.

Tenía pensado comer en el Restaurante del Tourmalet, pero justo hoy no tienen la cocina abierta y decido bajar a Luz a comer allí. El descenso en seco es fácil, pero el cuello me empieza a protestar. Manos mal que abajo hace calorcito y descanso un buen rato mientras como una paella y ensalada.

Cuando reanudo la marcha, de los "touristes" de la Bilbaina solo han llegado los primeros. Confío en que la furgoneta de Javi me alcance antes de coronar el Aubisque, ya que allí necesito coger la ropa de frío y las luces para poder seguir de forma autónoma hasta donde llegue.

Entre Luz y Argelès hay un molesto viento en contra. Antes del Aubisque, en la plaza de Argelès, llenó el bidón de agua y bebo una cocacola. Comienzo la última gran subida del día, la más larga y pesada. Casi 30 km desde aquí hasta el Aubisque, que se dice pronto.

En los tramos más duros tengo que negociar con la pierna para que me deje seguir. La peor parte es entre Arrens y el Soulor. Subo despacio, pero aun así, en la única rampa dura de verdad que hay he de bajarme de la bici ya que la pierna me lo pide y no se lo puedo negar.

Sigo sin forzar hasta el control del Soulor. Del calor de Luz y del sol de Tourmalet hemos pasado a una ligera llovizna y a una temperatura bastante fresca.

Ni rastro de la furgoneta. Por suerte para mí, Josemi se ha adelantado con su coche hasta allí. Le digo que sigo hasta el bar del Aubisque, ya que me estoy quedando frío, y él baja en busca de la furgoneta para luego subirme mi mochila hasta arriba.

Atravieso esa maravilla en forma de carretera que es el Circo de Litor y tengo suerte, ya que la niebla aún no lo ha tapado, como hará poco después.

Sin forzar, para darle tiempo a Josemi a llegar, sigo hasta arriba y tengo mucha suerte, ya que al de unos minutos de coronar aparece y puedo coger la bolsa del manillar, las luces, ropa de abrigo y algo de comida.

La llovizna es cada vez más incómoda y la niebla se cierra. Me abrigo y empiezo a bajar con la esperanza de que tras dejar las montañas el tiempo mejore.

Salgo por tercera vez en mi vida del "Círculo de la muerte" y puedo decir que voy animado. Estoy seguro de que llegaré hasta Bayona, pero no sé cuándo. 

Como un lobo solitario

Tras bajar el puerto la lluvia no cesa. A ratos para, pero ya se ve que no va a mejorar el tiempo. Me quedan 160 km hasta Bayona, pero el terreno ya no es tan duro y, aunque llueve algo, no hace frío.

En Olorón paro a cenar en el Hotel donde tengo pagada mi cena y mi habitación (que ahora se la quedará Javi). Antes de reiniciar la marcha llegan los primeros de la S.C. Bilbaina. Los últimos deben estar aún por el Soulor. Madre mía.

Llueve y se va haciendo de noche, pero el terreno es cómodo, la pierna me aguanta, la ropa que llevo me calienta y la lesión de la rodilla de mayo no da señales de vida. Está bien así. Me duele el cuello pero voy contento. Unas horas más y todo superado. No dudo de que será así. Me acuerdo de los que quisieran estar aquí y la salud se lo impide. Es un placer poder ser capaz de estar aquí.

Ya de noche cerrada subo Osquich, último puerto, y paro en el control donde hay cuatro gatos. Aprovecho para tomar un último café en el bar y miro la hora por última vez. Las 11 de la noche. Poco después se me agotará la batería del Garmin, y no sabré en qué hora estoy ni los kilómetros que me quedan hasta llegar a la meta.

La bajada, mojada y con mis débiles luces, me da algo de miedo y tiro de frenos más de la cuenta, no como los que estaban en Osquich que me pasan a tumba abierta con unas luces que parecen de moto. En los repechos siguientes les voy cogiendo poco a poco, pero se me van en las bajadas y ya no les veré más.

Por momentos la lluvia arrecia, aunque a ratos para y me da un respiro. Lo peor es que cuando llueve más fuerte apenas veo la carretera porque la luz de mi frontal ilumina las gotas y solo veo rayas blancas cayendo delante de mi cara. Bajar los repechos con esta tensión me está destrozando el cuello.

Me estoy quedando dormido y me paro un momento a cubierto. Me quedaría a dormir un rato, pero estoy algo mojado y temo quedarme frío si me paro, así que sigo pedaleando tras un breve descanso.

Por fin se acaban los repechos y salgo ya a la carretera llana que me conduce directo a Bayona, siguiendo el río Adour. Llego al último control, por fin. Lo he logrado. Segundo reto superado. Son las 2:45. Qué tarde he llegado. Casi 20 horas desde que salí de Luchón hace ya tanto tiempo que me parece que fue hace semanas. Tengo un poco de hambre y como algo de chocolate. Hubiese preferido panceta recién frita, pero me dicen que "mañana". Qué pena.

Voy en bici hasta el Hotel y finalmente puedo hacer lo que estoy deseando desde hace horas: quitarme la ropa mojada, ducharme y tumbarme en la cama. Estoy muerto, pero lo he conseguido. La pena es que estoy tan cansado que ni siquiera me alegro de haber terminado por segunda vez la Luchón Bayona en un día, pero seguro que más adelante lo haré. Creo que se lo merece.














6 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra más a la buchaca

Las cosas tienen más valor cuanto más duras son en conseguir

Fèlix Casado

Javier Sánchez-Beaskoetxea dijo...

Efectivamente, así es.

Manu Arregi Biziola dijo...

Mi más sincera enhorabuena, Javier. Verdaderamente heroica tu Luchon-Bayona. Siempre digo que tiene mucho más merito hacerla así pue en 12 horas.

Manu G. Andoin dijo...

Enhorabuena. Eres un luchador. Espero que completes todos tus retos, ilusión y sacrificio es lo más importante y eso a ti te sobra.

Javier Sánchez-Beaskoetxea dijo...

Gracias, y sí, en dos días es mucho más humana.

Anónimo dijo...

Enhorabuena Javier, vaya capacidad de sufrimiento
Yo este año no he podido hacerla porque no he llegado a tiempo para plantearme hacerla como en las ultimas dos ediciones. De todas las pruebas que he hecho ,es ,sin dudas, la mas dura y la mas hermosa también . Es mi mejor recuerdo encima de la bicicleta. Me parece alucinante que con los problemas musculares que has tenido, hayas acabado en un día , eso demuestra que tienes tan entrenada la mente como el cuerpo. !Enhorabuena!
Suerte con el resto de tus retos. Que seriamos sin ellos.?
Un saludo
Honorio lanchas