sábado, 8 de enero de 2011
Tempus fugit
Aunque cada día no notemos el paso del tiempo, en cuanto ves fotos de hace unos cuantos años te das cuenta de que sí, el tiempo pasa, y pasa cada vez más rápido, tan rápido que no nos damos cuenta de ello hasta que vemos que se nos acaba.
Aquí os pongo unas fotos sacadas en el Empire State Building en NY en 1989 y en 2010. El tiempo ha pasado y se nota en mi cara, en mi rostro y en el rostro de Manhattan, a la que le han salido nuevos rascacielos mientras a mí me salían unas arrugas y unas canas (pocas, por ahora). Son 21 años entre unas fotos y otras, y se nota que para una ciudad como NY 21 años no son demasiados, en cambio para una persona como yo son casi media vida.
Media vida. Se dice en dos palabras pero me cuesta un buen rato el recordar todo lo que ha ocurrido en mi vida en estos años. La vida da muchas vueltas, dicen, y en mi caso es bien cierto. Muchas cosas han cambiado para mí desde que era un joven veinteañero recién salido de la Universidad hasta ahora, en la que estoy en esa misma Universidad como profesor. Quién lo iba a decir. Entre medias, muchas cosas han ocupado estos años en mi vida: nuevos estudios, un hijo, muchas experiencias, muchas actividades laborales diferentes, muchísimos nuevos amigos,... Pero otras no han cambiado: la misma (o más) afición por la bicicleta, la misma mujer a mi lado, mi familia sigue igual,...
¿Volveré a NY dentro de otros veinte años? Me gustaría, y espero regresar antes, es una ciudad que me gusta mucho. ¿Cómo seré dentro de veinte años? Cómo lo voy saber. Por de pronto espero seguir aquí, viviendo, que es lo importante. Pero la vida da muchas vueltas, hasta que se para. Así es la vida.
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