Bueno, estamos en Kansas, llegando al ecuador de la carrera. La parte más dura (en teoría) del recorrido ya está hecha, aunque ahora el cansancio hace mella en los ciclistas. La noche pasada fue mala para Julián porque el sueño le vencía y casi se cae dos veces. La noche anterior también fue dura porque en las Rockie Mountains llovía y hacía mucho frío.
Ahora la dureza es más psicológica, porque después de las montañas hay 700 millas de llano con unas rectas interminables que por las noches son muy duras para los corredores.
Hoy hemos ayudado (bueno, June, nuestra médico) a una corredora italiana, Sabrina Bianchi, que apenas puede apoyarse en el sillín por unas heridas abiertas en la entrepierna. A ver si con las pomadas y gasas de June es capaz de terminar esta carrera, que sólo terminarla es una verdadera odisea (por cierto, esta noche hemos pasado por un pueblo llamado Ulysses).
Hasta la próxima.
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