Este año ha tocado de nuevo Hautacam, un puerto que no me trae buenos recuerdos pues siempre que lo he subido en bici se me ha hecho muy duro, sobre todo las cinco ocasiones en las que hice la marcha ciclodeportiva "L'Isard Bahamontes", y os juro que subir Hautacam después de 200 km en los que has subido el Tourmalet y el Aubisque por la cara dura se hace muy complicado.
Pero este año ha sido más suave porque he subido muy despacio y la mitad del tiempo con la bici en la mano, pues le iba siguiendo a mi hijo de 9 años que ha subido hasta casi arriba (nos hemos quedado a 2 km de meta con unos amigos). Es todo un campeón, Vaya paliza que se metió.
Sobre el Tour, tras el final de esta segunda parte que acababa con la etapa de descanso en Pau y el primer contacto con la alta montaña, la verdad es que no sé qué decir. Por un lado está la exhibición del Saunier Duval, con un Riccó que si no fuera porque (teóricamente) tiene la contrareloj final en su contra, podría apuntar muy alto en el podio. Está también Menchov, para muchos el más fuerte de la carrera. Veremos cómo le va en los Alpes. Y ahí están los del CSC, con los Schleck y Sastre que aún no han dicho la última palabra. Valverde no va a ganar nunca un Tour. No le termino de ver como ganador de un Tour, no me preguntéis por qué.
Sobre el Euskaltel-Euskadi hay que decir que el joven Txurruka está trabajando muy bien, y que Zubeldia, sobre el papel el líder del equipo en el Tour, ha estado muy por debajo de lo esperado, como Cunego. Samu y Mikel Astarloza no han estado tan mal, pero me parece difícil que ganen una etapa en este Tour, donde cualquier victoria está muy cara. Ojalá me equivoque.
Quiero resaltar el excelente papel que está realizando Óscar Freire, un corredor que si hubiese nacido en Holanda o Flandes sería un héroe nacional, no como en España, que para el público en general simplemente Freire no existe más allá de lo que lo hace cualquier otro corredor del pelotón. Desde la Indurainitis, en España o ganas un Tour o no te conocen más que los aficionados más incondicionales. Y creo que Freire este año va a llevarse el maillot verde, y probablemente una etapa. Toda una gesta que va a engrosar su increible palmarés.
¡Ah! Y se me olvidaba hablar de Evans, el nuevo líder y máximo favorito. Puede que aguante hasta París de amarillo, pero tiene en contra que su equipo es flojo en montaña, no como el CSC. Eso sí, tras los años en los que se veían muchos americanos en el Tour, este año había más australianos que nunca.
Así que, como no sé qué más añadir, y sobre las malas noticias acerca del tema de siempre ya prefiero no hablar, me quedo con las sensaciones que nos da el Tour en sí mismo. Para los que nos gusta el ciclismo, hay carreras, como el Tour, o como los monumentos en forma de clasicas, que están por encima de los propios corredores que hacen grande su leyenda.
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