Bueno, pues como tenía previsto desde hace un tiempo, ayer domingo participé en L'Etape du Tour cicloturista, que este año tocaba en Pirineos, entre Pau y Hautacam, la etapa que harán los profesionales este jueves.
Pero, como también tenía previsto, no hice la ruta entera, sino que salí de Pierrefitte, donde estoy estos días, pasé por Lourdes y me junté al recorrido en Loucrup. Luego seguí ya dentro de la prueba hasta terminar de bajar el Tourmalet y me quedé en el hotel sin subir Hautacam. Una vuelta de casi 100 km con un puerto como el Tourmalet ya es bastante.
Cuando vi hace muchos meses que este año l'Etape era la de Pau, en mis queridos Pirineos, enseguida me animé a participar, ya que esta marcha es de las que más me gusta, por el ambiente internacional, por tener toda la carretera cerrada al tráfico todo el día, por el carácter que se respira, sin la tensión de otras pruebas que se corren siempre en el mismo recorrido, lo que hace que muchos intenten batir su marca, ya que en l'Etape, como cada año el recorrido es diferente, se nota mucho más relax en el pelotón y eso que éramos 13.000 los inscritos.
Pero, poco después de terminar en abril el maratón de Rotterdam, empecé a sentirme muy cansado y sin ganas de hacer deporte, y tuve que ir cambiando los planes y apenas he entrenado decentemente. Y además, como me fue imposible conseguir un hotel en Pau para este fin de semana, pues al final los planes cambiaron a este que he hecho.
Después de la Luchon Bayona (que no hice entera) solo había salido dos días suave en bici (30 y 50 km), así que no esperaba ningún milagro.
Las previsiones del tiempo acertaron y fue un día muy duro. Cuando me levanté no llovía, pero justo cuando iba a empezar a pedalear cayó un fuerte chaparrón. Luego dejó de llover e incluso pasé algo de calor hasta Bagneres de Bigorre, ya que salí abrigado. Allí, en el avituallamiento, empezó a llover y ya no paró.
En Sainte Marie de Campan había 15ºC, lo que ya presagiaba que en la cima iba a hacer frío.
Subí más o menos bien hasta La Mongie, pero allí ya se notaba el frío y aproveché el avituallamiento para estirarme la espalda, ya que los lumbares me dolían un montón. Ya empezaba a notar los pies muy fríos.
Luego subí no demasiado mal hasta la cima. Justo en la última recta viví en persona el problema de los
tifossi como lo que vimos en la tele en el Giro, ya que uno del público que estaba empujando a un participante que acababa de salir del avituallamiento líquido, justo en la zona de parking antes de la cima, al dejar de empujarle se me cruzó en mi trayectoria, y entre que él no sabía para dónde ir, y yo que no estaba para hacer equilibrios, el caso es que tuve que echar pie a tierra para no caerme. Luego quise volver a montar, y entonces el hombre se puso a empujarme a mí, con lo que casi me tira. Total, que coroné el Tourmalet con la bici en la mano, como Octave Lapize en 1910.
Arriba hacía 5,5ºC y llovía fuerte. Dejé la bici al cuidado del Gigante y me metí en el bar a tomar un café y a ponerme ropa para el frío que, por precaución, llevé en la bolsa del manillar. Justo allí vi a un tío que llevaba un buff del Maratón de Nueva York. Era un basileño que, como yo, fue en 2012 cuando nos cancelaron la carrera, y que va a volver este año. Que tenga suerte.
Ya con la
gabba de Castelli bajo el chubasquero, y con guantes de invierno secos, empecé a bajar. Si hay un infierno, seguro que es como una bajada del Tourmalet así. Menos mal que la carretera está recién asfaltada, pero para la segunda curva ya estaba tiritando. Bajé casi a la velocidad que los pros suben el puerto. Tuve que pararme varias veces a desentumecerme, ya que estaba completamente agarrotado por el frío y por el miedo, ya que notaba que los frenos no iban como debían.
Uno de los motivos de mi cansancio tiene que ver con una artritis que tengo en la espalda, y esto, además de la fatiga y algo de anemia, me causa verdaderos problemas a veces en la zona lumbar y en el cuello y hombros, además de otros dolores, y se me quedan enseguida fríos los pies y sobre todo las manos. Así que bajar el Tourmalet así fue horrible. Llegué a Luz con las manos y los pies congelados. Menos mal que no tardé en llegar al hotel y tras la ducha y un ratito tumbado bajo una manta volví a mi estado normal.
En fin. Que menos mal que tenía decidido no subir Hautacam.
Lo mejor de la Etapa del Tour es el ambiente y que parece que estás en el propio Tour cuando participas aquí, y lo peor este año ha sido el mal tiempo.
En fin, que ésta ha sido mi última aventura en bici, y no digo la última hasta ahora, sino que probablemente sea la última vez que haga algo así de duro en bici. Mi cuerpo parece que ya ha dicho basta, y habrá que hacerle caso. Por ahora corriendo a pie no me afectan los dolores de la espalda y cuello. Así que, en los periodos en los que no tenga fatiga intentaré correr algunas pruebas, si puedo algún otro maratón, pero en bici creo que haré salidas cortas y como mucho un puerto duro y si no hace frío. Los años parece que no pasan en balde, incluso para los de Bilbao.